Todo estaba vacío pero era muy grande. Tommy estaba corriendo y derrapando por la casa. Entonces, de repente, dejé de oír el ruido de sus zapatillas derrapando en el suelo. Fui en su busca.
-¡TOMMY!- dije- ¡TOMMY! ¡Tommy!, ¡¿dónde estás!?
Entré por un pasillo y, al final, vi a Tommy delante de unas escaleras.
-¿Qué haces?- le pregunté.
-Admirando las escaleras. ¿Es que no me ves?- me respondió Tommy.
-No soy tonta, Tommy. Dime la verdad.
-Estoy imaginando lo que hay arriba, tonta- dijo Tommy con tono de burla.
-Oye, sin insultar- dije yo.
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