Anne se despertó y miró el reloj: eran 9:03 h de la mañana. Como no tenía sueño, observó a su hermana gemela dormir. Como 13 minutos después, Pheebs se despertó.
-Ya era hora, dormilona-le dijo Anne-¿Vamos a despertar a mamá y a papá?
-Claro, A-respondió Phoebe.
Las gemelas se levantaron y se dirigieron a la habitación de sus padres. Las luces estaban apagadas y, para sorprenderlos, no las encendieron. Se acercaron a la cama y saltaron sobre ella, pero allí no había nadie.
-A lo mejor están abajo-propuso Phoebe.
Las gemelas bajaron y fueron a la cocina, pero tampoco había nadie. Fueron al salón y vacío. Registraron toda la casa, pero no había nadie.
-A lo mejor, todavía no han vuelto, o han ido a comprar-propuso Anne, evitando pensar en lo peor.
-Sí, será eso-dijo Pheebs.
Pero pasaban las horas y no llegaban. Llegó la hora de la comida y prepararon ellas algo de comer.
Al acabar, llamaron a la puerta. Anne creyó que eran sus padre, así que, avisó a su hermana y juntas abrieron la puerta. Pero, para decepción, eran dos policías.
-¿Sois Anne y Phoebe Harrison?-preguntó un policía, entrando en la casa.
-Sí, soy Anne-dijo A al policía.
-Tenemos que hablar con vosotras-dijo el otro policía.
Los policías explicaron a las niñas que sus padres habían fallecido y que, como su único familiar vivo era Julia y ella no las podía cuidar, tendrían que llevarlas a un orfanato.
Las gemelas no podían parar de llorar y, cuando al fin Pheebs pudo hablar, dijo:
-¿Cuándo vamos a ir allí?
-Mañana vendrán a buscaros, así que, haced las maletas.
Los policías se fueron y Anne y Phoebe subieron a hacer las maletas.
Estuvieron toda la tarde y toda la noche llorando. Se acostaron en la misma cama y estuvieron acurrucadas llorando.
A la mañana siguiente, Anne y Phoebe despertaron a las 10:30 h de la mañana y siguieron llorando, pero, a la hora de la comida, ya dejaron de llorar e intentaron distraerse con otra cosa.
A las 2:00 h del mediodía, vinieron un hombre y una mujer a su casa para llevárselas.
-¿Dónde nos van a llevar?-preguntó Pheebs.
-Os vamos a llevar a un orfanato de Irlanda y a uno de Rusia-contestó la mujer.
-¿Por qué son 2 orfanatos?-preguntó Anne.
-Porque, como no hemos encontrado un orfanato para las 2, Anne, tú estarás en uno de Rusia, y Phoebe, tú en uno de Irlanda-contestó el hombre.
-¿Qué?-dijeron las 2 al unísono.
-Lo que oís-respondió el hombre-Bueno, no perdamos más el tiempo, vamos al aeropuerto.
El hombre y la mujer condujeron a Anne y a Phoebe al aeropuerto.
-Bueno, Anne, tenemos que coger el avión-exclamó el hombre.
-Sí, Phoebe, tenemos que coger nuestro avión-dijo la mujer.
-Un momento, dejadnos despedirnos-contestó Anne.
Anne y Phoebe se abrazaron y comenzaron a llorar.
-Te voy a echar mucho de menos, Pheebs.
-Y yo a ti, A.
La mujer se llevó a Phoebe y el hombre, a Anne.
Cuando se iban a ir, mientras andaban, ambas se giraron y se miraron a los ojos. Se despidieron y se fueron llorando.
Ambas se subieron a sus respectivos aviones. En ese momento, recordaron la 1ª vez que montaron en avión: tenían 2 años e iban a ir a España. Fue su primer viaje y fue en el que mejor se lo pasaron, ya que nunca habían salido de su pueblecito. Recordaban que todo les pareció enorme y que, al despegar, les encantó la sensación.
Cuando ambas cerraron los ojos, todavía podían oler el perfume de frambuesa de su madre, las tartas deliciosas de su abuela Anne y todavía podían oír el teléfono de su padre sonar.
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