Para ir de Inglaterra a Irlanda, tardaron unas 3 horas.
El orfanato estaba en Mullingar, un pueblo de Irlanda.
Llegaron a las 6:30 h de la tarde y, nada más llegar, bajaron del avión y fueron hacia el orfanato.
Después de mucho andar, llegaron a un edificio, con un cartel que ponía Orfanato St. John.
-Es aquí, Phoebe. Vamos-dijo la mujer, dando palmaditas en la espalda a la niña-¿Preparada?
Phoebe suspiró y asintió con la cabeza.
Entró en el orfanato.
Entró en una especie de sala de estar, pero gigante. A su izquierda habían unas escaleras de caracol y, a su derecha, otra escalera bastante parecida a la otra.
-Por cierto, yo voy a ser tu profesora, la profesora Sandy-dijo la mujer-El director se llama el director Greg-Sandy señaló a un hombre alto, moreno, de ojos marrones y pequeños y nariz normal. Greg estaba sentado en una silla, que estaba delante de una mesa bastante grande.
-Señor, Greg, traigo a Phoebe Harrison, la nueva niña aquí-aclaró Sandy.
-Muy bien, señorita Sandy. Ya se puede retirar-exclamó Greg con tono de superioridad.
Sandy se retiró y dejó a Phoebe con Greg.
-Hola, señorita Phoebe, soy el director Greg.
-Hola, director Greg.
-Señorita, quería darle la bienvenida al orfanato St. John, y también indicarla su habitación.
-Muchas gracias.
-Venga conmigo, señorita.
Phoebe siguió a Greg por una de las 2 escaleras de caracol y llegaron a un pasillo con muchas habitaciones. Cada puerta, tenía una especie de pizarra blanca, con un rotulador y un borrador, en una bandeja.
En la 1ª puerta Phoebe leyó: Charlotte y Anne. Entonces, se acordó de Lottie y de su hermana e, interiormente, se puso a llorar.
Después de pasar por delante de muchas puertas, llegaron a la última. Estaba escrito Ruth.
-Escribe tu nombre-le ordenó Greg a Phoebe.
La niña comenzó a escribir y Phoebe y, nada más acabar, Greg le ordenó coger su maleta y entrar.
Phoebe entró y se encontró a una chica morena, pelo largo y ojos grandes y color avellana, leyendo un libro.
-Hola, soy Phoebe y, también, tu nueva compañera.
La niña levantó la vista y le miró a los ojos.
-Hola, soy Ruth, encantada de conocerte.
-Igualmente, Ruth.
Ruth y Phoebe sonrieron.
-¿Qué libro estás leyendo, por cierto?-preguntó Phoebe, girándose y viendo una estantería llena de libros y más libros.
-Se llama Amanecer y es de Stephenie Meyer-dijo Ruth, enseñando la portada-Es el 4º libro de la saga Crepúsculo. ¿Tú qué libro te estabas leyendo, Phoebe?
-Yo, ahora mismo, ninguno. No me gusta mucho leer.
-¿Qué? ¿No te gusta leer? A mí me encanta.
-Es que, todos los libros que me he leído eran aburridísimos.
-Entonces, te voy a dar un libro mío, para que leas.
-No te molestes.
-No, da igual, no me importa buscarte uno.
Ruth buscó en la mini-biblioteca que tenía ahí dentro. Después de mucho buscar, sacó un libro de la balda de arriba de la mini-biblioteca.
-Toma, espero que te guste-dijo Ruth, entregando a Phoebe un libro.
Phoebe lo observó. El príncipe de la niebla de Carlos Ruíz Zafón.
-Venga, comienza a leer, Phoebe. Yo te coloco las cosas.
-Vale, gracias, Ruth.
-De nada.
Phoebe abrió el libro y comenzó a leer:
Habrían de pasar muchos años antes de que Max olvidara el verano en que decubrió, casi por casualidad, la magia. Corría el año 1943 y los vientos de guerra arrasaban el mundo corriente abajo, sin remedio. A mediados de junio, el día en que Max, cumplió los 13 años, su padre...
Phoebe siguió y siguió leyendo y a medida que avanzaba, más le gustaba el libro.
Si llegaron a las 6:30 h de la tarde, a las 9:00 h, es decir, 2 y 30 min más tarde, les dijeron que tenían que ducharse y Phoebe tuvo que parar de leer. ¡Ya había leído casi 100 hojas! Ruth se duchó primero y, luego, Phoebe. A las 9:30 h bajaron a cenar y Phoebe y Ruth comieron, de todo lo que había, pollo asado y una ensalada.
Al acabar, les dejaron 30 min o 1 h o 1 h y 30 min para hacer los que quisieran, porque, a las 11:00 h harían juegos fuera.
Phoebe y Ruth hablaron y comentaron cosas.
-¿Cómo te apellidas, Ruth?-preguntó Pheebs.
-Yo me llamo Ruth Pinkney-exclamó la compañera de Phoebe-¿Y tú?
-Yo me llamo Phoebe Harrison, pero me puedes llamar Pheebs-exclamó Pheebs.
-Vale, pero prefiero llamarte Phoebe.
-Lo que tú quieras, Ruth.
-¿Por qué viniste aquí?-le preguntó Ruth a Phoebe.
-Porque mis padres murieron en un accidente de coche. ¿Y tú, Ruth?
-Yo, porque, cuando era muy pequeña, mis padres me trajeron aquí.
-¿Y por qué?
-Porque no me querían.
-Lo siento mucho.
-No importa. Aunque, tiene sus ventajas, si no me hubieran abandonado, no te habría conocido y me estaría arrepintiendo porque eres maravillosa.
-Muchas gracias, Ruth.
-De nada, Phoebe.
Phoebe y Ruth se abrazaron y, desde ese momento, se hicieron mejores amigas.